
Cultura
(ENTRE LIBROS)
“Ruta 160”
Por Miguel Ramírez, escritor. Desde Pichiarauco, Chile.

Corría la década del ochenta, cuando se empezaron a escuchar las primeras voces que la provincia de Arauco necesitaba una nueva carretera, ya que la existente no daba para más. “Carretera colapsada”. Ese fue el término para definir que la ruta en uso era insuficiente, para absorber el constante aumento vehicular que se desplazaba por dicha carretera.
En un período se habló que, para resolver este problema era mejor el ferrocarril; tanto así que, incluso, se hizo un estudio de ingeniería para unir Curanilahue, ciudad que era punta de riel en ese entonces, con Tres Pinos, ramal que conectaba Lebu con Los Sauces. Este proyecto fracasó por falta de recursos económicos.
A los años siguientes se volvió a hablar de la doble vía hasta la provincia de Arauco; y nuevamente surgió el fantasma de la escasez de recursos para ejecutar la obra. Y los años siguen pasando, hasta que alguien dijo que, la única posibilidad para construir una carretera de doble vía en la provincia de Arauco era bajo el sistema de concesión, ya que el estado de Chile no disponía de tales recursos.
Después de un tiempo de “pataleos” entre los que quieren hacer cosas y los que no quieren que se haga nada, se llamó a licitación, para la construcción de la Ruta 160, con cuatro pistas.
Como testigo presencial de un hecho histórico en la provincia de Arauco, como es la construcción de la Ruta 160, he tratado de disponer del tiempo necesario para compenetrarme al máximo de lo que es, y de lo que significa esta gigantesca obra vial, para la Provincia. Y he llegado a la conclusión, que es un trabajo colosal, jamás visto en mi larga vida. Obra titánica que cruza contrafuertes cordilleranos (Lota-Laraquete); ríos, quebradas, montes y valles, donde hombres, mujeres y máquinas; máquinas enormes, nunca vistas en esta zona, manejadas por compatriotas nuestros, laboran desmontando cerros.
Día tras día, semanas, meses y años, trabajando sin cesar. Cada funcionario, cada grupo de trabajadores en su quehacer particular, pero mancomunadamente en pos de un fin único: construir la ruta 160. Y para ello usan una jerga singular que persona ajena a las labores no entiende su significado. Por ejemplo: “envíame dos chocos y tres bateas…porque el hombre se está comiendo el cerro con rapidez”. Lo que el supervisor estaba solicitando, era que le enviaran dos camiones chicos y tres camiones grandes, de gran tonelaje, porque el operador de la escarbadora avanzaba con rapidez. Otro: “mañana tenemos que quemar la roca para poder avanzar”. El lego pensaría que al día siguiente vería una gran fogata en la roca. Craso error. Al día siguiente dinamitaron las rocas que impedían el avance de la ruta.
Y en este afán, no se detienen ni los hombres, ni las estaciones del año. En invierno, sus escarchas, calan la piel de los trabajadores, pero no su voluntad. En verano, los rayos del astro Rey dañan la piel, pero no el espíritu de los funcionarios que continúan en pos de su meta, la cual es, terminar la Ruta 160 para la Provincia de Arauco.
Por lo anterior: congratulaciones, para cada uno de los trabajadores que han participado en la construcción de esta gigantesca obra vial, cualquiera sea su rango u ofici